Más del 70 por ciento del territorio boliviano es selva en estado puro. Esta ciudad cosmopolita y pujante abre la puerta a la jungla y la Chiquitanía de las misiones jesuíticas.

“Es ley del cruceño la hospitalidad”, avisa a los viajeros el cartel del aeropuerto de Viru Viru, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Y enseguida confirmaremos que la premisa, que proviene de un antiguo poema costumbrista, se cumple a rajatabla en todos lados, en los hoteles cinco estrellas, en os restaurantes cosmopolitas que florecen en la zona más exclusiva, y en los puestos callejeros que venden comida al paso y artesanías.

 

Con ese sello de amabilidad, Santa Cruz se ha convertido en el gran portero del país que saluda a los pasajeros que entran y salen en todas direcciones, movidos por el turismo, los negocios, las universidades, los congresos y las inversiones que no descansan. En Bolivia, seis de cada 10 vuelos pasan por allí.