Como un tren, un ciempiés de piedra, el hórreo de Carnota cautiva plantado en la hierba con sus 34 metros de largo. Intacto, tal como se construyó en 1760, junto con la iglesia, es uno de los más antiguos de Galicia.

Tolhuin, pueblo mágico del Fin del Mundo

Este granero en altura, una suerte de silo-bolsa del Siglo 18 (mucho mejor que un silo-bolsa, porque con esta tecnología el cereal se airea con la corriente que ingresa por las hendijas), es una joya de la arquitectura de estilo Finesterran y justifica una parada en la recorrida por las rías gallegas y la Costa de la Muerte.

Está a 15 kilómetros de Muros, una villa ubicada sobre el Atlántico a 100 km de La Coruña, fundada en siglo 10 que conserva intacto buena parte su casco viejo. Muros fue nuestra «casa» durante cuatro días, ideal para salir en busca de puentes medievales, faros, miradores, castillos celtas, dolmen y otras maravillas de Galicia.

Islas Cíes, bienvenidos al paraíso

Muy cerca de allí está también Camariñas, la cuna del encaje y los bordados, otra encantadora tradición gallega. Para hacer sus trabajos, las «palilleiras» de Camariñas emplean decenas de hilos simultáneamente que van entrelazando según el diseño de la pieza. Cada hebra está atada a «palitos» que sirven para manipular mejor los materiales, sin manosearlos.

Las palilleiras ofrecen y exhiben sus producciones en ferias y puestos callejeros y también ferias en sus viviendas.