Parecen casitas para que jueguen los chicos, pequeños chalecitos sobreelevados que casi siempre replican el estilo y las líneas de la arquitectura de la finca principal. Los hórreos son una tradición en Galicia y son un atractivo del Camino de Santiago, especialmente al andar en medio de aldeas rurales que siguen funcionando como unidades productivas, igual que hace 300 años.

Construidos en altura con piedra, madera o ladrillos,  estos graneros que sirven para conservar la producción familiar y para secar los cereales a resguardo de los animales, forman parte del amable paisaje desde Sarria hasta Santiago de Compostela.

El granero más largo y las «palileiras»

Algunos lucen impecables, ornamentados con apliques y molduras, y varios exhiben cruces y otros símbolos religiosos en agradecimiento por la comida de todos los días.